Serían 40 toneladas de oxígeno medicinal, algo que definitivamente se agradece al país vecino, pero que al mismo tiempo representa una vergüenza, toda vez que deja en evidencia la incapacidad de gestión de nuestros gobernantes, en medio de una pandemia, en donde la crisis del sector salud – que no es nueva en nuestro país – se ha agravado.
Mientras que en algunas zonas se cuenta con este recurso, en muchas otras partes del país no. Siendo sin embargo necesario en todos los departamentos contar con su propia planta de oxígeno. ¿Es que tan difícil puede resultar para nuestro país fabricar nuestro propio oxígeno medicinal? Ahí estaría pues la desidia también de presidentes regionales y alcaldes. ¿Y las plantas de oxígeno que el gobierno mandó a construir a través de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), para cuándo? En Villa el Salvador, un empresario que trata de poner en funcionamiento su planta de oxígeno se ve frustrado debido a trámites burocráticos ante Luz del Sur. Es inconcebible que todo esto esté pasando, habiendo familias haciendo cola todos los días para conseguir este elemento vital. Ahora, sobre la posible donación chilena, además de anunciarla, el presidente del gobierno transitorio, Francisco Sagasti, ha dicho: “El Gobierno chileno nos ha ofrecido oxígeno. Pero hay otro problema, ellos solo pueden llevarlo hasta Antofagasta. ¿Cómo movilizamos desde ahí a todo el sur del Perú? No obstante, comentó además que ya se está trabajando con todos los transportistas públicos y privados que tienen los equipos especiales para traer este bien. Caray con el Perú, el país que más ha gastado en la pandemia, no ha podido garantizar el abastecimiento de oxígeno para su propio pueblo ¿Y a dónde se fue toda esa plata?