
Nuevamente un resurgimiento de violencia en la Franja de Gaza, que no tiene cuando acabar. Cientos de misiles lanzados hacia Israel por parte de las milicias palestinas e interceptados estos por el escudo antimisiles o “Domo de Hierro” israelí, con una eficacia del 90%. No obstante, hay víctimas que lamentar y entre ellas un niño. Es preciso recordar, sin embargo, que donde se inicia todo esto es en Al Aqsa, con el asalto a su mezquita por parte de fuerzas israelíes en medio de las protestas contra el desalojo de familias palestinas en Jerusalén. Sucede que, en el marco del Día de Jerusalén, se conmemora con una marcha la toma de la parte oriental de esa ciudad por Israel durante la “Guerra de los Seis Días”, y este año ha coincidido fatalmente también con el mes sagrado musulmán del Ramadán. Las autoridades israelíes permitieron la celebración de este desfile, a pesar de la creciente preocupación de que podría exacerbar aún más las tensiones, cosa que de hecho ocurrió, dado que fue tomado por los palestinos como una provocación. Cabe precisar que ambos, tanto judíos como musulmanes, consideran este lugar santo. Pese a que la policía israelí prohibió temporalmente a los visitantes judíos el acceso al lugar sagrado, esto fue hecho apenas horas antes de la celebración y habiéndose tenido ya semanas de enfrentamientos entre la policía israelí y los palestinos en Jerusalén. Lo que se ha venido luego ha sido el ataque con misiles lanzados contra Israel por islamistas del Hamás y la Yihad Islámica, acción que tiene hoy como reacción los incesantes bombardeos efectuados por las fuerzas armadas de Israel contra la ciudad de Gaza, que han dejado como consecuencia, no solo milicianos palestinos muertos, sino gran cantidad de civiles, entre ellos mujeres y niños. Se ha dado a conocer que entre esas bajas está también Bassem Issa, alto mando de las Brigadas al Qasam, el brazo armado de Hamás. Sin embargo, es un alto precio la muerte de inocentes que no tienen por qué pagar.
