
En una valerosa y oportuna intervención, nuestra Policía Nacional del Perú, logró hoy rescatar de las garras de la delincuencia a una madre de familia quien momentos antes había sido secuestrada en la puerta del colegio donde acababa de dejar a su menor hijo.
Pese a contar con un guardaespaldas, este nada habría podido hacer ante la repentina aparición de los secuestradores que lo sorprendieron y balearon para seguidamente intentar llevarse a la mujer en el mismo auto en el que esta se encontraba, al no poder arrancarlo, los facinerosos la obligaron a subir a otro vehículo en el que emprendieron la fuga.
Afortunadamente, testigos de los hechos, lograron apuntar la placa.
Inmediatamente, ni bien recibida la llamada en la Central 105 y apoyados en las cámaras de seguridad de las avenidas, la Policía inició un despliegue de fuerzas hasta intervenir a los delincuentes tras una balacera que se desató mientras eran perseguidos por motos y demás vehículos policiales.
Fue precisamente, uno de los efectivos de la policía motorizada quien logra liberar a la mujer ni bien detenido el vehículo y reducidos a balazos sus captores.
La mujer – de quien se supo era una empresaria – se abrazó inmediatamente del policía en señal de gratitud. Lo peor había pasado.

El mérito es, sin embargo, de todos los efectivos que valerosamente intervinieron, aun a riesgo de su propia vida.
Miembros de una Policía Nacional, muchas veces maltratada por la opinión pública y que es en momentos como estos, de entrega hacia el prójimo y la ciudadanía, donde nos demuestran ampliamente su compromiso y valía.
Vecinos y transeúntes presentes reconocieron con un espontaneo aplauso su labor.
De los delincuentes – un total de 3 los que fueron detenidos – se supo que eran todos de nacionalidad venezolana. Se espera que caiga sobre ellos todo el peso de la ley.
Lamentablemente, una mujer que salía de su domicilio a comprar pan, fue alcanzada por las balas y se encuentra internada en una unidad de cuidados intensivos de una clínica.
Momentos de horror, los que definitivamente han vivido hoy las víctimas de toda esta ola de delincuencia, que continua imparable.
Por: Christian Loureiro ✍
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