Rusia, Ucrania y realpolitik

El renombrado historiador, diplomático y analista internacional George Kenman en una entrevista del año 1998 dado al New York Times -cuando pocos o nadie  podían vislumbrar el enfrentamiento bélico entre Rusia y Ucrania- expusó que la expansión acelerada y masiva de la Alianza del Atlántico Norte (OTAN) hacia los países que salían de la órbita comunista -Europa del Este- tras la implosión de la Unión Soviética (URSS)  como un gran error geopolítico y una insulsa provocación a Rusia que a la larga traería consecuencias que hoy se visualizan en el centro de Europa.

La OTAN no es una alianza comercial entre países, ni una organización para fijar políticas de medio ambiente, es una alianza militar surgida después de la segunda guerra mundial como consecuencia de la tensa arquitectura geopolítica que se formó entre dos superpotencias militares opuestos en casi todo; EEUU capitalista la URSS comunista. La partición de la Alemania desnazificada en dos bloques constituía la mayor representación física de ese llamado por entonces “mundo bipolar”. Tras la guerra, a Europa había que levantarla económicamente para eso estaba el plan Marshal pero tambien urgia protegerla del oso comunista que tras la conferencia de Yalta tenía media Europa en su poder e influencia y la amenaza del Pacto de Varsovia -alianza militar de los países comunistas- a la Europa liberal capitalista y occidental era latente y real.

Desaparecido ambos: Pacto de Varsovia y URSS, empezó un debate en el mundo académico sobre cuál era la razón de la existencia de la OTAN, en efecto el comunismo estaba liquidado y no había sido necesario disparar ni siquiera un cañón. Implosiona por sus contradicciones y por lo incompatible de su modelo económico planificado con la naturaleza de las instituciones económicas precapitalistas (mercado, moneda, competencia, lucro, etc.).

Volviendo al tema; la OTAN y los gobernantes occidentales no tomaron en cuenta los puntos de vista del lúcido  Kennan y aplicaron oleada tras oleada la integración a la OTAN de los ex países de la esfera soviética, fue así que checos,eslovacos,polacos, rumanos y hasta los países Bálticos (Letonia, Estonia, Lituania) la integración de estos tres últimos sean quizá los más polémicos ya que pertenecian a Rusia desde la era monárquica-zarista, aunque había que considerar también que fueron los nacionalismos bálticos unos de las causas de la implosión de la URSS.Con todo lo acontecido a la luz de los hechos podríamos deducir que la mesura demandada por George Kenman era lo más sensato.

A esto habría que sumarle la casi mítica promesa que le hicieron las potencias occidentales al ingenuo Gorbachov; que tras el derrumbe del muro de Berlín no habrá ni una pulgada de expansión por parte de los occidentales hacia el este. Cierto o no, dicha promesa nunca se plasmó en documentos y tratados formales.

Estas podrían ser algunas razones que tendrían cierto asidero de sensatez a favor de Putin en su aventura bélica contra Ucrania. No los dislates que suele vertir a menudo como que Ucrania es un país totalmente artificial o está repleta de nazis y otras perlas como aquellas.

Pero como todo en la realidad y mucho más en las guerras no existen buenos y malos de una forma tan pura y diáfana, aunque ese juicio no anula la existencia de verdaderos tiranos: la segunda guerra mundial por ejemplo sería infantil calificarlo de un enfrentamiento entre ángeles y demonios pero eso no quita que Hitler y Stalin son unos de los mayores genocidas de la historia. Lo cierto es que el régimen de Rusia con Putin es una dictadura que de socialista o comunista tiene lo que Margaret Thatcher tendría de socialdemócrata, en efecto el régimen económico del ex agente de la KGB es de un capitalista mercantilista puro y duro, el capitalismo de amiguetes llega a ribetes gansteriles. Rusia es una potencia nuclear que heredó de la fenecida URSS sentada sobre una economía casi esencialmente primaria exportadora, cuyo temido poder militar ha demostrado al mundo que es más apariencia que otra cosa, pues no poder derrotar a Ucrania y ser retrocedida por ella es la prueba más palpable de aquello, así como tener que recurrir a ejércitos mercenarios que se le revelan, abonan la tesis de que Putin no tiene todo el control de su régimen.

Con todo, Ucrania tiene  el derecho de existir y de elegir soberanamente a que organizaciones internacionales quiere pertenecer. Este argumento lamentablemente no anula el principio realpolitik (política real) generando quizá como colofón de la guerra el conformarse Ucrania con ser una especie de estado tapon sin ningún membrete occidental es decir, pertenecer a la OTAN o la Unión Europea entre Rusia y occidente y en caso de la península de Crimea de quedarse en manos de Rusia tomando en cuenta también este principio de realpolitik ya que casi la totalidad de su población es rusófona. Lo del Donbass sea quizá más incierto. como se dijo líneas arriba en las guerras no hay necesariamente buenos puros y malos totales pero eso no niega que Putin es un dictador expansionista de valores imperialistas y no comunistas (algo que ignorantemente cree cierta izquierda latinoamericana) y que occidente hace dos décadas henchido de arrogancia por su victoria frente al bloque comunista aceleró la expansión de la OTAN generando una provocación innecesaria al país del Vodka.

Por: Augusto Cárdenas
Sociólogo