
Lamentable actitud del “nuevo congreso”, elegido – como se recuerda – tras la disolución del anterior, la misma que era ya un clamor popular. La poca simpatía de la población hacía los padres de la patria, no ha variado en lo absoluto, por las diversas evidencias de corrupción, siempre presente en la política nacional. Tal parece que esta nueva camada no es la excepción – y estando a punto de concluir su mandato – se apresuran a crear una legislatura, extraordinaria, extemporánea, que podría verse pues como algo irregular, toda vez que con ella se han propuesto velozmente aprobar reformas constitucionales; como aquella en la que el gobierno tenga que pedir “cuestión de confianza”, cada vez que quiera implementar una nueva política (hasta hoy, esto únicamente se solicita para el nuevo gabinete). Pretenden también la reelección de los alcaldes, que podrán gobernar hasta 8 años consecutivos. Los gobernadores regionales, alcaldes y regidores, permanecerían 5 años en el cargo y ya no 4. Encima, los congresistas serían los que elijan al Procurador del Estado (es decir, a quien defiende los intereses del estado). Y lo que llena ya de indignación a los ciudadanos, es la intención de que se apruebe la Bicameralidad, para implementar una cámara de diputados y otra de senadores. Algo a lo que ya el pueblo peruano mediante un referéndum, le dijo que NO. Como verán, no son pues los intereses del pueblo, ni las urgencias que la ciudadanía demanda, en cuanto a salud o la delincuencia que asola las calles, sobre lo que estos señores están preocupados, sino que serían pues intereses personales los que saltarían aquí a la vista. Ya había advertido el presidente Francisco Sagasti a la población, sobre la intención del congreso de aprobar pues estas reformas constitucionales que estarían afectando la gobernabilidad y la independencia de poderes; por los que los llamó a la reflexión, recibiendo inmediatamente insultos por parte de estos; llegando incluso a decir uno de ellos que: “Ha Sagasti no lo puso el pueblo, que no se sienta presidente legítimo, puede ser presidente constitucional, pero no es legítimo. No representa de repente ni a el mismo, ni de repente ni a su propio perro, pero está ahí en palacio de gobierno…”. Este es pues el nivel de los congresistas, que nosotros mismos elegimos, lamentablemente.