Contraviniendo la voluntad popular, que en su momento en mayoría expresara – a través de consulta popular en las urnas – su posición contraria a la reelección y retorno a la bicameralidad, el Congreso ha aprobado este jueves el texto sustitutorio que plantea el retorno a un modelo bicameral. Además, el texto sustitutorio, tiene también como objetivo la eliminación del artículo 90-A de la Constitución Política del Perú, artículo que prohíbe la reelección parlamentaria inmediata.
Han sido 93 los parlamentarios que respaldaron dichas medidas; logrando con ello superar los 87 votos requeridos para aprobar las reformas constitucionales en primera votación.
La indignación ciudadana no se ha hecho esperar, y es que en su momento se había democráticamente rechazado esta pretensión, dada no solo la impopularidad, sino los entredichos y denuncias en la que se ven envueltos más de un parlamentario.
Hoy podrían ser perfectamente noticia por haber aprobado leyes en favor de la población, en materia de salud o educación, por ejemplo. O legislado con urgencia reformas necesarias que permitan el combate a la delincuencia y a toda esa ola creciente de inseguridad ciudadana, pero no.
Han evitado y burlado astutamente el tener que requerir a una nueva consulta a la población con la evidente preocupación que al hacerlo los peruanos nos neguemos, una vez más, rotundamente a esa pretensión. Al menos con la talla moral de la mayoría de congresistas que actualmente tenemos.
Ahora con la bicameralidad habrá una cámara de 160 diputados y otra de 30 senadores. Mayor posibilidad de vivir de las arcas del estado para quienes mal utilizando la política puedan hoy postular automáticamente a una reelección.
Ese sería realmente el trasfondo de su aprobación.
Recordemos que el Congreso peruano se tornó unicameral durante el gobierno del Ing. Alberto Fujimori, quien en un autogolpe y enfrentamiento político con el Legislativo de aquel entonces (1992), ordenó su cierre y la intervención de la judicatura, entre otras medidas.
Posteriormente, Fujimori convocó un Congreso Constituyente que dio a luz la actual Carta Magna, con un sistema unicameral, que es el que hemos venido teniendo hasta el día de hoy, el mismo que han buscado cambiar.
Se entiende que el retorno a la bicameralidad pueda ser parte de las formas y reforma política, pero en el Congreso lo utilizan ya para reelegirse de manera inmediata.
Un irrespeto total al voto popular del último referéndum.
Todo hace pensar que el apuro de nuestros “padres de la patria” por aprobar la bicameralidad este mes respondería a que la primera legislatura está próxima a vencer. Y no sería esta la única ley que buscan. Sobre todo, teniendo todos ellos la puntería puesta en eventuales nuevos comicios, tal como sus acciones lo evidencian.
Esta semana la Comisión de Constitución aprobó el dictamen que permite igualmente la reelección de gobernadores y alcaldes.
Saquen ustedes sus conclusiones.
Un parlamento que tiene apenas un 10 % de aprobación de la población, según encuestas, que refleja una crisis innegable de la que los congresistas parecieran no darse cuenta o disimular descaradamente bien, no puede dictar ni mucho menos imponer espaldas de la ciudadanía la bicameralidad.
De acuerdo al Reglamento del Congreso, al tratarse de un proyecto de reforma constitucional, se requieren para su aprobación 2 votaciones que superen los 87 votos en 2 legislaturas consecutivas. Si bien se ha superado la primera con 93 votos, se requiere de una segunda, a realizarse probablemente durante el 2024.
Aun así, Congreso y congresistas han perdido hace mucho tiempo ya frente a los peruanos toda legitimidad.
Por: Christian Loureiro ✍
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